2/9/13

Una aventura inesperada

Amanece un día más, los pájaros no cantan todavía, y no entra un sol brillante por la ventana, de hecho no ha amanecido aun. Me despierto todos los días a las seis y media de la mañana para ir al instituto porque mi padre decidió comprar una preciosa casa en un pueblo perdido donde apenas llega el internet, pero gracias a dios el pueblo más cercano se encuentra a tan solo media hora en bici. No me malinterpretéis me encanta vivir aquí, pero quieras o no hay veces que preferiría tener todo más cerca y no sentirme tan alejada del resto de la civilización, tener más lugares a los que escaparme cuando las cosas se ponen feas con mi padre.
Como es costumbre me levanto tarde y tengo que arreglarme deprisa y corriendo, menos mal que mi padre me prepara todas las mañanas el desayuno y así poder disfrutar al menos de unos minutos juntos ya que por desgracia trabaja demasiado y pasa en casa poco tiempo. Hay quienes verán en esto es una gran ventaja de ser yo, pero yo no lo veo así. Hay días que me gustaría llegar a casa de clases y poder sentarme en la mesa con mis padres y comer todos juntos mientras cada uno cuenta como le ha ido el día y riéndonos, pero por desgracia eso en mi casa no pasará nunca ya que mi padre está demasiado ocupado como para dejarse caer por casa a la hora de la comida y mi madre nos abandonó cuando yo tan solo tenía 4 años.
Fue hace tanto y yo era tan pequeña que no recuerdo como es y a mi padre no le gusta hablar de ella dice que le trae demasiados recuerdos malos y que no necesito saber nada de ella. No os  creáis que me apena, pero me duele que sucediera así. Aunque como dice mi mejor amigo una madre no es aquella que te trae al mundo sino aquella que te cría y te cuida toda tu vida. Tampoco puedo negar que me encantaría  saber cómo es, porque lo hizo, que la empujo a dejar a su hija y a su pareja y marcharse... Ya sabéis todas esas preguntas que suelen surgir cuando tu madre se va de la noche a la mañana sin dar ningún tipo de explicación. Desde entonces mi padre asumió toda la responsabilidad sobre mí y ha trabajado tanto por darme la vida que según él me merezco, aunque yo sé que en el fondo lo único que intenta es compensarme por el error que cometió mi madre. A cambio yo intento ser la mejor de las hijas posibles y que el día de mañana se pueda sentir orgulloso de mí, no me meto en líos, saco buenas notas, cumplo todo lo que él me pide. Se puede decir que sí que soy la hija modelo, pero tenemos nuestros más y nuestros menos y normalmente siempre son por el mismo tema, mi madre.
Termino de vestirme y cuando bajo parece que no hay nadie. Lo mismo de cada año.
- ¿Papa? ¿Dónde estás?
Entro en la cocina y nada. Sobre la encimera me encuentro una nota:
“Lo siento ratoncita, he tenido que salir antes al trabajo tengo que preparar una reunión de última hora. Que tengas un buen día. Te quiero”
Genial, otro año más, ¿Cuándo dejará de hacerlo? Preparo un pequeño desayuno y me encamino hacia el garaje, me monto en la bici y empiezo el camino de todas las mañanas hacia el instituto. Adoro esto, habrá quienes piensen que esto es un latazo y otros como yo pensaran que es el mejor regalo que existe, para admirar este paisaje cada mañana, es lo mejor que se puede ver. El camino que va al instituto es una pequeña carretera comarcal que cruza el enorme bosque que separa mi preciosa aldea del pueblo, por suerte a esta hora no suele haber mucho tráfico y puedo ir tranquilamente al instituto dejándome deslumbrar por las preciosas vistas, transportarme hacia la tranquilidad por el embriagador aroma de la naturaleza, cada mañana pasa por mi mente no ir al instituto, abandonar la bici en el arcén y adentrarme en el bosque y perderme allí donde nadie haya estado antes, tener mi propio lugar donde nada ni nadie pueda molestarme. Pero nunca he reunido el valor para hacerlo.

Tras un largo paseo se puede ver el final  de la carretera y  la puerta del gran instituto y como cada mañana mi gran amigo Ángel esperándome. Él es sencillamente mi mejor amigo nos conocemos desde hace muchos años y a pesar de su espectacular atractivo nunca me he sentido atraída por él. Ambos amamos pasar desapercibidos en el instituto, cuanto menos llamemos la atención mejor para nuestra integridad física.
-Buenos días Mara. Tengo una noticia que va a dejarte de piedra.
- ¿Qué ha ocurrido?
-Clara, no sé si por un error o porque realmente ha querido, nos ha invitado a ti y a mí a su fiesta de cumpleaños el fin de semana que viene.
Sonríe
Puag. Clara es la chica más popular de nuestro curso, no falta decir que es guapísima, sus notas son brillantes y como no  tiene a todos los chicos comiendo de su mano tanto de este pueblo como los de al lado. Lo peor de todo es que va por ahí pavoneándose como si fuera la reina y todos los demás fuéramos sus esclavos y no tuviéramos otra cosa que hacer en esta vida que servirla, y si te niegas pasaras a ser su bufón hasta que te gradúes. La odio, no soporto ni siquiera estar en la misma clase que ella, no soporto a la gente como ella, antes que tenerlos como amigos prefiero quedarme sola.
-No cuentes conmigo. Ya puedes buscarte otro acompañante.
-Mara entiendo tu postura, a mí tampoco me hace mucha gracia ir a la casa de esa bruja. Pero algún día tendremos que conocer a chicos y por dios enamorarnos de una vez ¿no? Y jamás lo conseguiremos si no vamos a las fiestas. Irá todo el instituto e incluso gente de los pueblos vecinos, olvidémonos de quien es la anfitriona de la fiesta y divirtámonos. ¿Por favor?
-Ángel, te quiero más que a nadie en este mundo pero está en contra de mis principios ir a esas fiestas con esa clase de gente, además para que quieres novio, ¿no te vale conmigo?
Ríe.
-Me sobra contigo, ya lo sabes pero tú no me darás jamás lo que otro hombre sí.
No puedo evitar reír ante ese comentario.
-Déjate de fiestas y vámonos a clases, no podemos llegar más veces tarde o nos caerá una buena.
Suspiro, la verdad que hoy no es un buen día, y mucho menos para hablar de esa petarda, menos mal que Ángel se da cuenta de mi humor, cierra el pico, dejando el tema para otro momento, y nos dirigimos a las clases.

No es que mi instituto sea el mejor del mundo, ojala fuera como la mayoría de los institutos que leo en los libros un caserón antiguo, con misterios encantados, o al menos que tuviera una mísera publicación en el periódico local por algún tipo de altercado, nada más lejos de la realidad. Es simple, como cualquier instituto de  pueblo, aunque para mí en muchas ocasiones se ha convertido casi como un hogar. Ya estaréis pensando que soy una rarita de esas que adoran ir al instituto y se lo pasan bien estudiando, ni mucho menos, pero es el único lugar en el cual no estoy sola. Estar rodeada de profesores, trabajadores, y a pesar de que algunos no valen ni un céntimo también por mis compañeros me hace sentirme más a gusto. El mero hecho de salir al pasillo y cruzarme al menos con una persona ya me hace sonreír, y sobre todo no hay que olvidar a  mi gran apoyo Ángel.
Ángel y yo nos conocimos el primer día que llegue al instituto, yo era demasiado tímida como para acercarme a cualquier grupito de niñas ya formado, y él era el típico rarito de clase al que nadie quería acercarse, le daban de lado por el mero hecho de no ser como los demás. El problema de vivir en un pueblo que está tan alejado de las grandes ciudades es que ser gay no está tan bien visto como allí, aquí una pareja gay no está visto como algo normal. Supongo que es lo que tiene vivir con gente anclada en la guerra civil supongo. Aunque él lo lleva bien, y lo que más me gusta de él es que a pesar de todas las barbaridades que le han llegado a decir no esconde nunca lo que es y está plenamente orgulloso de ser como es.
Desde el primer día Ángel y yo conectamos, es la única persona a la que le confiaría hasta mi propia vida, si en algún momento hiciera falta, siempre está ahí sobre todo cuando más lo necesito. Desde que nos conocimos no me ha fallado nunca. Se puede decir que nuestras desgracias nos unen.
Sus padres murieron en un terrible accidente de coche, venían de visitar a sus abuelos, cuando un borracho se les cruzo en mitad de la carretera y su padre tuvo que girar rápidamente despeñando el coche ladera abajo, no pudieron hacer nada por ellos, pero él y su hermano mayor, Héctor, sobrevivieron. Desde entonces viven con sus abuelos. Lo bueno de todo esto es que nos entendemos demasiado bien, conocemos el dolor de cada uno y a veces no hacen falta las palabras para que el otro sepa lo que ocurre. No creo que encuentre a nadie más a quien confiaría mis secretos ni mis preocupaciones, él es más que un amigo, es el hermano que nunca llegue a tener, mi mejor amigo, mi confidente, mi todo, no me imagino en un futuro sin hablar todos los días con él, ni quiero pase lo que pase en el futuro lo único que sé es que mi amistad con Ángel no se romperá jamás.

Otro día de clases que acaba. Menos mal que  hoy es viernes y como manda la tradición  Ángel y yo vamos al lago a comer.
- ¿Preparada?
Hoy solo puedo limitarme a asentir.
-Vamos entonces. -Me anima
Que hay mejor que comer en la hierba del campo, bajo el sol y con el sonido de los pájaros de fondo. Cualquier otro día me sentiría la mujer más afortunada del mundo por  estar aquí, pero  no es un buen día, y Ángel lo sabe.
- ¿Has hablado con tu padre? -Ángel  rompe el silencio después de tanto tiempo
-No, como todos los años desaparece, esta vez ha sido una reunión de última hora. Desde que tengo memoria es la mejor escusa en muchos años. – Sonrío.
-Debía de quererla mucho si todavía después de tantos años  le duele de esta manera.
No contesto, porque no sé qué decir. Muchas son las veces que he intentado que mi padre me contara cosas de mi madre, como se conocieron y cómo surgió su amor. Pero su respuesta siempre es la misma: “Son cosas del pasado que es mejor no remover, lo importante y lo mejor que salió de todo aquello y de lo único que puedo estar más orgulloso en esta vida eres tú, Mara.”.
Lo poco que sé, me lo contó mi tía paterna, María, con la que me une una gran amistad. Ayudó en todo momento a mi padre cuando mi madre nos abandonó, tuvo que ser duro para él, y ella fue casi como una madre para mí. Por eso me dolió mudarnos y alejarnos tantos kilómetros de ella, pero a papa le traía demasiados recuerdos aquella casa que compartió durante tantos años con mi madre. Aquí al menos se le ve más feliz todo es nuevo y podemos construir nuestros recuerdos desde cero, sin huir de aquellos lugares que atormentaban a mi padre.
Mis padres se conocieron en la universidad, se enamoraron nada más verse aunque a ambos les costó demasiado tiempo dar el primer paso, unos pocos años después se fueron a vivir juntos, su sueño era formar  una familia, incluso sonaban campanas  de boda. Pero sus planes se vieron truncados cuando mi madre se enteró de que estaba embarazada de mí, mis padres eran bastante jóvenes como para criar a un bebe y hacía apenas unos años que habían acabado los estudios y habían empezado a trabajar pero aun así ambos me tuvieron con mucha ilusión. Pero por lo visto duró poco y  la situación pudo con mi madre y las cosas entre ella y mi padre cada vez iba a peor, hasta que el día de su cumpleaños tomó la decisión de abandonarnos, hizo las maletas la noche antes y después de asegurarse bien de que estábamos dormidos se fue de casa sin dejar ni si quiera una mísera nota de despedida. Desapareció de nuestras vidas como si jamás hubiera existido, pero dejando tras de sí una brecha que después de tantos años ninguno de los dos hemos conseguido curar.
Después de un largo rato sumido en mis recuerdos consigo articular:
-Mi padre me contó una vez que cuando te enamoras por primera vez eres incapaz de olvidar por muchos años que pasen, y nunca dejas de querer a esa persona.
Ángel se gira sorprendido, y de repente en su rostro aparece un atisbo de esperanza seguido de una gran sonrisa de la cual no puedo evitar sentirme contagiada y acabo devolviéndosela. Me coge de las manos mirándome directamente a los ojos.
-Pues entonces nuestro objetivo este año es enamorarnos, o al menos conseguir que nos den nuestro primer beso.
No puedo evitar darle un ligero empujón y ambos empezamos a reírnos. Adoro como consigue hacerme reír. Tras esto vuelve a sumirse en sus pensamientos, a veces lo envidio es tan soñador, siempre busca el lado bueno de las cosas y tiene tantas esperanzas de que después de todo lo malo que nos ha ocurrido nos esperan grandes cosas. Según él solo hay que tener un poco más de paciencia y estar ojo avizor para verlas venir. No puedo evitar sonreír mientras le observo. No sé qué haría si el no estuviera en mi vida.

Una vez en casa de nuevo, me meto en la cama sin ganas de nada, sé que han pasado muchos años y que no se puede echar de menos a alguien a quien no recuerdas haber conocido, pero he de admitir que hay veces que he necesitado una madre, días como hoy poder sentarme con ella y contarle mis cosas, si por lo menos pudiera hacerlo con mi padre, pero como nunca está en casa, además de que hay ciertos temas que una hija adolescente es mejor que no trate con su padre.
Intento distraerme haciendo los deberes, pero no consigo concentrarme cada año me repito las mismas preguntas: ¿Por qué se fue?, ¿Por qué me abandono?, ¿Fue culpa mía?... Constantemente pienso que no debería sentirme así, y mucho menos culpable, tan solo era un bebé inocente no creo que nada de lo que pudiera hacer con esas edad fuera lo suficientemente grave como para crear tal brecha en la relación de mis padres y acabar empujando a mi madre a hacer las maletas y abandonarnos.
Decido que ya que no puedo concentrarme en los estudios, llamaré a mi tía, necesito una madre y ella es lo más cercano a esa idea.
-Hola cariño, ¿Cómo estáis? - La cálida voz de mi tía me hace sonreír
-Hola, bien todo está bien tita, ¿te pillo ocupada?
-Para ti nunca corazón, ¿ha ocurrido algo?
-No, tita no te preocupes, todo está bien. Es solo que papa todavía no ha vuelto a casa y no consigo concentrarme en los deberes, y quería saber cómo os va a ti y a Óscar.
-Nos va bien, todavía acostumbrándonos a la vida de casados.- Ríe
Mi tía maría, se casó hace un par de meses con Óscar, un ex deportista semiprofesional, tuvo un accidente haciendo esquí y tuvieron que operarle la rodilla derecha. Desde ese día tuvo que olvidarse de su futuro deportivo y comenzar a dedicarse a algo más administrativo. Se conocieron en el parque, yo estaba con mi tía una tarde de verano cuando me fui a los columpios él se le acercó y en ese momento surgió la amistad que unos cuantos largos años después acabó en boda. Me alegré mucho por ella aunque no pude evitar sentir un ligero dolor, ella ahora formará su familia junto a Óscar y quieras o no eso afectará a mi relación con ella, tendrá hijos propios a los que cuidará, si se puede, mejor de lo que hizo conmigo y yo tan solo tendré el papel de sobrina. A pesar de todo la alegría vence al dolor y me alegra verla feliz.
-Mara, ¿Qué te ocurre? -Insiste preocupada
-Tita... ¿Tu conocías bien a mi madre, verdad? Yo no me acuerdo de ella, lo único que me contó papa es que un día como hoy hace 13  años se fue y no volvió...- mi voz no puede evitar apagarse al pronunciar las últimas palabras.
-Cariño, tu madre era la mujer más guapa de toda la universidad por no decir de la ciudad entera, dejaba corazones rotos haya donde pisaba, y por suerte tú has heredado esa belleza y sobre todo sus ojos, era lo mejor que tenía tu madre.
Al ver que no contesto continúa...
-Mara tu madre te quería, si no hubiera sido así no te habría dejado con tu padre, te habría abandonado en cualquier parte o cosas peores vete tú a saber, ella te salvó de la mala vida que te podría haber dado y dejándote con tu padre, pensaría que tendrías más oportunidades de tener la vida que toda madre quiere darle a sus hijos.
- No entiendo porque se fue...
-Después de dar a luz se asustó, eran jóvenes y no sabían qué hacer con un bebé, y tú solo hacías caso a tu padre. - la oigo sonreír al otro lado de la línea- Cuando ella te cogía llorabas, muy pocas veces conseguía que te calmaras y mucho menos que sonrieras, siempre corrías a los brazos tu padre y desde pequeña te sentías más protegida en sus brazos que en los de tu madre. Tienes que entenderla Mara ella era muy joven, no sabía del mundo y mucho menos de pañales, tu padre me cuidó a mí de pequeña y aunque él no fuera muy grande cuando yo nací, algo más que tu madre entendía. Al final ella se vio estresada e hizo lo que muy pocas madres consiguen hacer, irse pensando en lo mejor para ti y darte un futuro feliz junto a tu padre.
-Ojala me acordara de ella, aunque solo fuera de su cara.
-Mara eres su vivo retrato, cuando quieras verla tan solo tienes que mirarte al espejo y la veras a ella. Mi vida tú no tienes la culpa de los errores que comenten los demás, eras tan solo un bebé inofensivo, ¿de acuerdo? No le des más vuelta al asunto, y ahora te tengo que dejar cariño, Óscar y yo íbamos a salir a cenar. ¿Estás bien? ¿Me tengo que preocupar?
-No tita, vete tranquila, estoy bien. Te quiero
-Y yo a ti Mara, como si fueras mi hija lo sabes ¿verdad?
-Si tita.
-Pues que no se te olvide nunca, quizás no tengas madre, pero sigues teniendo una familia que te quiere con locura y que siempre hará todo lo que este en sus manos para darte lo mejor y que seas feliz. Buenas noches.
-Buenas noches

Después de eso no pude hacer otra cosa que ir al baño y mirarme en el espejo, y romper a llorar...


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